En aquellas tardes de El Plomero del Titanic (un programa de radio que hice), cuando la melancolía invitaba a pensar con forma de silueta de mujer nos largábamos a escribir sobre la bruma, en la pared improbable del aire, en la que todo grafitti se desvanece y se olvida, así, en caliente, textos sin palabras, sin papel y sin pasado que luego fueron en todo caso un borrador a la hora de recuperar los pasos perdidos. Aquí podés escuchar ese tramo.
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