martes, 25 de mayo de 2010

EL MUDO DE AMÉRICA


El video surgió de un tweet de Valeria Gantman. Condensa el día que recuperó parte del habla en el Senado aunque muchos se hayan empecinado en que no lo escuchemos. Es una de las múltiples voces de Reynaldo Sietecase que no podrán silenciar. La otra, está fuera del periodismo, en los libros. Este se dijo de él como autor y aquí está a modo de aperitivo la síntesis de su última novela, recientemente aparecida. RS podría encarnar el paradigma del escritor oculto. Con seis libros de poesía y un abordaje sobre la literatura policial (las novela Un crimen argentino y A cuántos hay que matar y el libro de cuentos Pendejos), sigue esperando que se le reconozca el camino transitado como escritor, además de periodista. “Soy un bicho raro: tengo seis libros de poesías y a no me invitan a leer a ningún lado” –señalará durante la charla–. “No me terminan de registrar, una cosa de locos. Escribo desde los 14 años, tipos grossos han hablado de mi poesía, y sin embargo: este tipo no es poeta, no puede ser poeta”. Sinopsis de su libro aparecido en 2010 A cuántos hay que matar:El odio es un combustible tan poderoso como el amor. ¿A cuántos hay que matar? Esa inquietante pregunta es el disparador de un relato duro y perturbador que no se detendrá hasta que la respuesta a ese interrogante se cumpla inexorable. Quien pregunta es Mariano Márquez –el abogado y protagonista de la exitosa Un crimen argentino–. Quien responde es un poderoso empresario que no cejará hasta vengarse de los secuestradores y asesinos de su único hijo. La nueva novela de Reynaldo Sietecase expone los dilemas que plantea la justicia por mano propia, y pone al descubierto el afán económico, la ambición mezquina y el odio, pasiones profundas que cruzarán los destinos de un preso que se niega a recuperar su libertad, de un periodista en procura de reconocimiento a cualquier precio, de fiscales y policías que pierden de vista el factor humano, de una bella y enamorada stripper, de un asesino a sueldo eficaz y refinado, de un héroe civil nacido de una tragedia familiar. Como en Un crimen argentino, como en Pendejos –sus narraciones anteriores–, como en los mejores ejemplos del género policial, esta novela se hunde en los rincones más oscuros de la sociedad hasta lograr un retrato impiadoso de la condición humana. Y no persigue el triunfo de la justicia sino revelar el entramado de locura y violencia que los hombres son capaces de urdir.


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