La nuca de Dios aparece cuando peligra su imperio,
poco ortodoxa estrategia de defensa, pone el alma y sofoca la tragedia.
Le ofrece a Diego un escenario puro y es un misterio,
cómo cabe tanto coraje en esa bonhomía que suda la tarde en tono de comedia.
Nunca hay una voz desmedida en su oratoria,
no se calza medallas que encandilan en el pecho erguido de su charretera.
No invoca en su hazaña las crueldades de la historia,
sabe que su épica está en juego y para él jugar es llevar su dignidad como bandera.
(De La Nuca de Dios, del Instrucciones para embellecer el domingo, 2005)
No hay comentarios:
Publicar un comentario