En estos momentos: Llega el grupo GEOF para bajar a Fito Paez del escenario del bicentenario (tweet de Mariano Cabrera, dicho sea de paso: más allá de sus versiones desafinadas de sus propios temas a mí me sigue gustando... y mucho)
Yo te conozco de antes, desde antes del ayer...
Yo te conozco de antes cuando me fui no me alejé...
Llevo la voz cantante, llevo la luz del tren...
Llevo un estilo errante, llevo tus marcas en mi piel...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Hay una lágrima extraviada entre los panteones y el frenesí patriótico, entre el recuerdo que provoca risa y la manifestación pública que emerge de las tripas. Se ha ido Central al descenso y aunque en la titánica bipolaridad del juego no sea la muerte de nadie, es un raspón en las rodillas para los niños inquietos de los Negros Fontanarrosa y Olmedo, el pibe escuálido de Fito, el cachorro de león de Ernesto. Un día de bragas subidas en los prostíbulos de Pichincha. Un día de flores que se niegan a seducir al sol. Un aborto de anzuelos alérgicos a los peces en la costa donde el otoño nos miente la primavera. Se ha ido Central y como siempre ocurre con esos sentimientos, la página no se quedará detenida en la sección de los obituarios y el dolor tendrá la conmiseración de ser pronto rebeldía. En el canto desgarrado de Fito sobre las postales del adiós ya hubo un coro con presagio a bienvenida.
(buena ocasión para saludar a Rosario Central en esta que vino parda y dedicarle una palabra a sus hinchas célebres)
Yo te conozco de antes, desde antes del ayer...
Yo te conozco de antes cuando me fui no me alejé...
Llevo la voz cantante, llevo la luz del tren...
Llevo un estilo errante, llevo tus marcas en mi piel...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Y hoy solo te vuelvo a ver...
Hay una lágrima extraviada entre los panteones y el frenesí patriótico, entre el recuerdo que provoca risa y la manifestación pública que emerge de las tripas. Se ha ido Central al descenso y aunque en la titánica bipolaridad del juego no sea la muerte de nadie, es un raspón en las rodillas para los niños inquietos de los Negros Fontanarrosa y Olmedo, el pibe escuálido de Fito, el cachorro de león de Ernesto. Un día de bragas subidas en los prostíbulos de Pichincha. Un día de flores que se niegan a seducir al sol. Un aborto de anzuelos alérgicos a los peces en la costa donde el otoño nos miente la primavera. Se ha ido Central y como siempre ocurre con esos sentimientos, la página no se quedará detenida en la sección de los obituarios y el dolor tendrá la conmiseración de ser pronto rebeldía. En el canto desgarrado de Fito sobre las postales del adiós ya hubo un coro con presagio a bienvenida.
(buena ocasión para saludar a Rosario Central en esta que vino parda y dedicarle una palabra a sus hinchas célebres)
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