Desde que ando por la twittósfera y, en general, por la vida con alguna intención dispersa de amenguar las crisis puntuales y existenciales que me azotan huyendo hacia adelante, a veces, en el formato de una ocurrencia, me he topado con cierta perplejidad con cientos de seres a los que les pasa lo mismo y lo verbalizan de manera parecida. Interpreto y descuento que, como ya planteé en algún post en el que me tocó estar -digamos- del otro lado del mostrador, no existen plagios ni inspiraciones cuando se provocan estas corrientes de pensamiento simultáneo. Son hechos casuales provocados por causales análogos. Lo que yo le llamo en solfa "no se puede crear con la ventana abierta". Viví cientos de veces la sensación de ver escrito o dicho por otros textos o ideas que había desarrollado -para mí- previamente y hasta que dejé de padecer la arrogancia, incluso podía llegar a sentirme esquilmado.
Hoy me diviertí mucho, con una situación inversa. La primera que me toca experimentar, al menos con conocimiento de causa. Tras pasar por el fastidio de trescientos trámites atolondrado aún más por el frío, me llegaron algunos mensajes privados en Twitter en que me decían que Juan Faerman envió un par de tweets quejándose por una reflexión mía en la que advirtió "un achaco". La hilaridad mayor se produjo porque en ese preciso instante me encontraba en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, registrando una obra inédita. No había estado prestándole atención al Twitter, los que me conocen saben que entro y salgo, y que le doy un poco más de bolilla cuando estoy en la computadora, sentado frente a la pantalla, mientras hago alguna otra tarea. Con el teléfono escribo o respondo cosas aisladas porque me manejo mal y no estoy tannnn pendiente. Sin saber bien que pasaba, fiel a mi ética, sin dudar de las aseveraciones de algunos seguidores, pedí disculpas públicas a Juan. Acto seguido me llegaron otros tantos mensajes diciéndome "por qué pediste disculpas si no te nombra, tenés cola de paja" -síndrome de Evangelina Anderson picasesos-. Lo habían sacado por deducción. No me arrepiento para nada, no tengo ningún prurito en pedir disculpas porque si bien el hecho fue casual, si se había originado antes, bien daba derecho al pataleo.
Ahora que llegué al calorcito del hogar y revisé la cuestión para ver qué pasaba, efectivamente no fui mencionado pero puede inferirse -la deducción que hicieron estas abnegadas-preocupadas seguidoras del blog y el Twitter- que me dedica el brulote ya que hace una alusión a un blog que lo citó y aquí fue citado. Nuevamente, si Juan Faerman se sintió víctima de un latrocinio, le ofrezco mis disculpas. No lo conozco más que de vista pero me consta su talento humorístico por sus apariciones a través de tweet y porque tengo constancia de que su libro Faceboom -editado por un conocido de ambos- no sólo fue un éxito sino un agudo derroche de observaciones alrededor de la Red Social. Lo respeto y es digno de mi admiración aunque nunca trabajé con sus guiones ni me tocó compartir tareas. Desde ya, como queda tácito en Volver al futuro lo recomiendo enfáticamente.
Acabo de ver las cosas que puso y efectivamente, un comentario sobre Fort y la actualidad, tiene muchos puntos de contacto con otro que emití y que venía a cuenta de algo que sería largo de explicar, fue una reacción a algo que me mandaron antes pero no viene al caso. Puede considerarse vejado sobretodo porque presumo que lo posteó antes aunque la humorada y el contexto lo hacen un tema que se le puede haber ocurrido a muchos, al unísono. En este sentido, tiene razón. Otras consideraciones que desarrolla, no son acertadas. Si toma nota de quién soy, cómo pienso y cómo me manejo por amigos que tenemos en común se dará cuenta que, justamente, algo que aflora en sus dichos, no sólo es inexacto sino que mi relación con algunos personajes a los que remite es absolutamente inversa -lo que me hace afirmar que desconoce mensajes previos-. Es historia, hay jurisprudencia, pero no viene al caso.
La prueba más elocuente de la honestidad intelectual está dada por este blog. Cuando reparo en textos del Twitter que me resultan atractivos o tienen que ver con lo que se habla, los tomo prestados y los reproduzco citando al autor como pasó ayer con Juan Faerman.
PD: Este blog no cuenta con el auspicio de la yerba mencionada, cuando hay un mango tomamos La Merced, de lo contrario de "la que haiga".
Hoy me diviertí mucho, con una situación inversa. La primera que me toca experimentar, al menos con conocimiento de causa. Tras pasar por el fastidio de trescientos trámites atolondrado aún más por el frío, me llegaron algunos mensajes privados en Twitter en que me decían que Juan Faerman envió un par de tweets quejándose por una reflexión mía en la que advirtió "un achaco". La hilaridad mayor se produjo porque en ese preciso instante me encontraba en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, registrando una obra inédita. No había estado prestándole atención al Twitter, los que me conocen saben que entro y salgo, y que le doy un poco más de bolilla cuando estoy en la computadora, sentado frente a la pantalla, mientras hago alguna otra tarea. Con el teléfono escribo o respondo cosas aisladas porque me manejo mal y no estoy tannnn pendiente. Sin saber bien que pasaba, fiel a mi ética, sin dudar de las aseveraciones de algunos seguidores, pedí disculpas públicas a Juan. Acto seguido me llegaron otros tantos mensajes diciéndome "por qué pediste disculpas si no te nombra, tenés cola de paja" -síndrome de Evangelina Anderson picasesos-. Lo habían sacado por deducción. No me arrepiento para nada, no tengo ningún prurito en pedir disculpas porque si bien el hecho fue casual, si se había originado antes, bien daba derecho al pataleo.
Ahora que llegué al calorcito del hogar y revisé la cuestión para ver qué pasaba, efectivamente no fui mencionado pero puede inferirse -la deducción que hicieron estas abnegadas-preocupadas seguidoras del blog y el Twitter- que me dedica el brulote ya que hace una alusión a un blog que lo citó y aquí fue citado. Nuevamente, si Juan Faerman se sintió víctima de un latrocinio, le ofrezco mis disculpas. No lo conozco más que de vista pero me consta su talento humorístico por sus apariciones a través de tweet y porque tengo constancia de que su libro Faceboom -editado por un conocido de ambos- no sólo fue un éxito sino un agudo derroche de observaciones alrededor de la Red Social. Lo respeto y es digno de mi admiración aunque nunca trabajé con sus guiones ni me tocó compartir tareas. Desde ya, como queda tácito en Volver al futuro lo recomiendo enfáticamente.
Acabo de ver las cosas que puso y efectivamente, un comentario sobre Fort y la actualidad, tiene muchos puntos de contacto con otro que emití y que venía a cuenta de algo que sería largo de explicar, fue una reacción a algo que me mandaron antes pero no viene al caso. Puede considerarse vejado sobretodo porque presumo que lo posteó antes aunque la humorada y el contexto lo hacen un tema que se le puede haber ocurrido a muchos, al unísono. En este sentido, tiene razón. Otras consideraciones que desarrolla, no son acertadas. Si toma nota de quién soy, cómo pienso y cómo me manejo por amigos que tenemos en común se dará cuenta que, justamente, algo que aflora en sus dichos, no sólo es inexacto sino que mi relación con algunos personajes a los que remite es absolutamente inversa -lo que me hace afirmar que desconoce mensajes previos-. Es historia, hay jurisprudencia, pero no viene al caso.
La prueba más elocuente de la honestidad intelectual está dada por este blog. Cuando reparo en textos del Twitter que me resultan atractivos o tienen que ver con lo que se habla, los tomo prestados y los reproduzco citando al autor como pasó ayer con Juan Faerman.
PD: Este blog no cuenta con el auspicio de la yerba mencionada, cuando hay un mango tomamos La Merced, de lo contrario de "la que haiga".
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