viernes, 25 de junio de 2010

CLAUDIO PAUL LE PERA


Por muchas razones, entre ellas el gol que eternamente le sigue haciendo a Taffarel como alguna vez expresara con precisión Walter Vargas, Caniggia forma parte de mi (me atrevería a decir nuestro) patrimonio sensorial. Hoy he decidido recordar al Pájaro, al Hijo del Viento,a quien me siento unido por un puente emotivo. Alejandro Apo ha hecho de mi poema Claudio Paul Le Pera un escudo y ha tenido la gentileza de incluirme en su libro Con todo mi afecto: Una gran dedicatoria de este libro es para un futbolista que me llevó de la mano, a la carrera, con su melena al viento, a escribir mi pequeña página como comentarista dentro de la gloriosa historia del fútbol argentino (...)me siento profundamente ligado a Claudio Paul Caniggia, el Pájaro (...) le debo un episodio muy distintivo de mi carrera como comentarista de fútbol que es mi oficio de base. Algunos lo saben, para otros tal vez valga la pena refrescarle el hecho. Argentina y Brasil jugaban ese partido increíble en el Mundial '90 donde ellos nos estaban dando un baile histórico y cualquier razonamiento racional, valga la aliteración, el juego de palabras, era arriesgar cuántos iban a ser los goles de Brasil. En especial por lo que aconteció en el primer tiempo donde literalmente nos pasaron por encima. Nosotros, con Víctor Hugo, relatábamos y comentábamos el partido para Radio Continental y yo a los veinticinco minutos de juego del segundo tiempo, vaticino: “Caniggia va a tener una situación clara, una va a tener y no sé... ¿fallará o acertará?”. Esto fue lo que yo dije pero la generosidad monumental de Víctor Hugo primero durante el relato del tanto que convirtió Cani doce, trece minutos después de mi acotación, el gol del triunfo que llegó con su definición electrizante tras una apilada genial de Diego, en ese pico emocional, Víctor Hugo repara en el pronóstico y me atribuye el mérito diciendo algo un tanto inexacto. Me hizo quedar muy bien, porque él repitió mi comentario pero desechó la duda que yo había manifestado. El segundo rasgo de generosidad estuvo dado por los editores de Competencia, del equipo deportivo que yo integraba, quienes cortaron el comentario y lo editaron como situación previa, inmediatamente anterior al relato del gol por lo que la apreciación cobró una altura mítica, como si yo fuese una especie de Nostradamus del comentario futbolístico.
Es un gol emblemático en la carrera de Caniggia y dada la rivalidad con Brasil y la supremacía que ellos han conseguido en relación a la Selección Argentina una prenda de orgullo para los tiempos modernos por lo que la repetición de aquel relato y de aquel comentario han sido y son repetidos de modo recurrente.
Estoy tan identificado con él por esta circunstancia y por mi admiración por sus gambetas en velocidad, su capacidad para definir partidos, para convertir goles, su dominio de pelota a la carrera, sus desbordes, que el actor y autor, Daniel Roncoli, un querido amigo, tuvo la amabilidad de dedicarme en el 2002 su gran poema Claudio Paul Le Pera. Es un texto bellísimo donde se lo asocia tácitamente a Maradona que incluí en el espectáculo Y el fútbol contó un cuento y que aquí comparto con ustedes desde algunas de sus estrofas que aparecieron en su libro Instrucciones para embellecer el domingo.
Porque le sacaste una vuelta al viento/allá donde la melena despeina medianeras/único pájaro que vuela en la garganta de Gardel/ es que me gusta bautizarte en el pique corto de un poema/como te llama el ruiseñor, Claudio Paul Le Pera (...) Lo comprendió siempre, hay un lenguaje de estetas/ que se manifiesta iracundo entre la prisa y el nervio/una manera de sentir la música en las tripas/y sonreír a boca de buzón incitando primaveras/ Su verso lleva firma, Claudio Paul Le Pera (...)Jamás faltó a la serenata corrida del relámpago/y selló con su estela de luz el campo poblado de crueldades/ Es el jinete que al Apocalipsis le ganó por una cabeza/ que nunca estuvo en la foto porque su velocidad es el tesoro inapreciable/metáfora de cabellos rubios que sacuden la verbena/ Siempre, a la derecha de Gardel, Claudio Paul Le Pera.

Me di el lujo que el mismísimo Apo con la guitarra del Gordo Luis Salinas, como acompañamiento, le dieran este barniz de eternidad en una de las presentaciones de mis libros. Comparto ese audio.


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